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Un sapo en medio de la sopa

por Emelí Troche

El periodismo tradicional y hegemónico lleva ya algunos años de adaptación a la dinámica cultural que las redes sociales propician, con sus nuevas formas de vincular  a las personas entre sí y con la información. Por otro lado, ante la irrupción de nuevos hábitos de lectura, surgen los medios nativos digitales: proyectos alternativos que llevan la delantera en creatividad para no ser una simple versión virtual del diario impreso. Por el contrario: buscan constituirse una alternativa de comunicación que acompañe el consumo contemporáneo de las noticias. Dentro de las variantes posibles, la Revista Anfibia ofrece una propuesta que pretende ir a contramano del ritmo cada vez más superficial del periodismo digital.

 

Pantano de clicks y tapsins

Tanto millennials como centennials comparten la hiperconectividad y la necesidad de inmediatez como hábitos en su consumo de la información. Esto hace que las visitas a medios nacidos con la imprenta y ahora disponibles en pantallas, se produzcan debido a titulares amarillistas, tweets explosivos, infografías amistosas y reels de buena calidad visual. Así, un usuario se encuentra leyendo un medio periodístico casi de casualidad gracias a la magia del algoritmo, que une tiempo y espacio para dejar noticias al alcance de un click o un tap (el click con el dedo en el celular).
 

Sobre lo fortuito de esta situación Pablo Boczkowski y Eugenia Mitchelstein y sus colegas indican: “Esta incidentalización del consumo de noticias genera una pérdida de contexto y jerarquía del contenido periodístico en la experiencia del público” (2016, p. 3). Ese consumo sin contexto de noticias con poca profundidad de investigación y notable falta de fuentes verificables alimenta el círculo vicioso del deterioro profesional periodístico en muchos diarios virtuales. Sucede así también la pérdida de credibilidad en los medios informativos y por eso una falta de interés en la lectura de notas completas. En el mismo artículo, los autores notan que los jóvenes entrevistados confían su conocimiento de la actualidad a partir de titulares que suelen ser muy manipulados para lograr efectos atrayentes y que muchas veces no representan ni la mitad de la noticia.

 

La sopa

La creatividad impulsada por jóvenes profesionales en los medios busca la manera de innovar en materia de comunicación, al conciliar la necesidad de información pertinente con una presentación concisa que compita con la velocidad de un scroll. Respecto del contenido y su exposición, Puente Martínez opina que los medios de comunicación nativos digitales tratan “[…] de abrirse una brecha entre todo el contenido y material producido en línea […] que invite a los usuarios a ser parte de la retroalimentación de noticias y de una apropiación a su papel como factor de reacción y modificador del medio” (2019, p. 5). No se trata solamente de acercar información, sino hacerlo de manera original para no ser un medio más del montón.
 

Por otro lado, la retroalimentación que menciona la autora resulta compleja para las empresas mediáticas. Por un lado, es desafiante abrir espacios de interacción a un público sin lealtades absolutas, con el poder de exaltación o cancelación al alcance de la mano y, por otro, se puede deducir que a su vez la interacción resulta indispensable para lograr engagement en el mundo de los algoritmos. Ambas cosas ocurren porque el público es “un elemento activo y puede tomar el papel del emisor, receptor o canal, creando nuevos códigos, descifrándolos y enviándolos a audiencias que responden de la misma manera” (Puente Martinez, 2019, p. 17).  La mezcla de un contenido relevante con un formato atractivo crea el caldo de interacción buscado, logrando un intercambio donde el lector es parte del proceso comunicativo y no sólo el público final.
 

Un plato muy hondo

Yendo un poco más allá en la complejidad del tema, se aprecian las recientes apreciaciones de Alejandro Rost (2021) sobre lo que él considera necesario para el periodismo contemporáneo. En una nota del año pasado, comentó:

 

En estos tiempos turbulentos y de tantos cambios, se necesita de un periodismo más responsable, más explicativo y, como decían por ahí, menos gritón. Medios que rompan con la dictadura del clic. Medios que exploren y experimenten cómo contar mejor la actualidad no sólo desde la web sino también desde las redes sociales.
 

El periodismo más responsable puede tener que ver con una tarea que vuelva a las raíces de la profesión en cuanto al servicio social que la ocupa: informar, contar, hacer saber a las comunidades sobre realidades a las que se pueden acceder mediante una investigación consciente, con fuentes validadas. Esto implica además esa explicación que menciona Rost y que vuelve cognoscibles los temas de especialistas en un tono que favorezca el diálogo. Los factores mencionados anteriormente dejan ver de qué modo se produce una reformulación del periodismo para acompañar las formas en que las nuevas generaciones conviven con la información. No se trata simplemente de transcribir todo en código de pixeles.

El sapo

Revista Anfibia se presenta como una alternativa de experimentación de las formas de contar, que rompe con las lógicas vigentes, inclusive aquella que atraen y satisfacen al usuario joven.
 

El proyecto se puede definir como “una revista nativa digital de crónicas y ensayos que combina el rigor de la investigación académica con la estética de la literatura y la arquitectura de las narrativas expandidas”. La idea original de la revista es la confluencia de géneros, capaz de moverse tanto en los terrenos más laxos de las narrativas como en los más sólidos y rigurosos del ámbito científico universitario. Allí encontramos textos de mayor extensión a los que se encuentran aún en los diarios tradicionales, que proponen un periodismo lento, de una profundidad, a la altura de la complejidad que vive la sociedad actual. Con diez años de experiencia, Anfibia se extiende a la versión grabada de la radio, creando podcasts que llevan su estilo a la oralidad y captan innegablemente un público que demanda contenido largo en formato de audio para mantener el jovial multitasking. Todo esto sin dejar de lado la creación de pequeñas dosis de info en forma de videos cortos y creando comunidad a través de redes sociales. El proyecto subió la apuesta con otras ideas, como el dictado de cursos de capacitación sobre lo que saben hacer mejor (narrar, investigar, comunicar), a través de los cuales la revista busca expandir su sello de creatividad en la fusión de géneros para comunicar.
 

La retroalimentación de su público llegó al punto en el que “en el día a día anfibio adquiere relevancia el feedback real de los públicos, colegas o no. Contemporáneos al fin, la comunidad suma no solo temas: también han cruzado la valla. De interactuar a escribir o elaborar alguna de las múltiples piezas”, tal como escribe Sonia Budassi, una de las plumas destacadas del staff, en el décimo aniversario de la revista. 


Concluyendo


En definitiva, algunos emprendimientos actuales del periodismo nativo digital están dando en la tecla con una lógica de mercado que movilizan a aquellas generaciones que viven a través de la virtualidad. Información cada vez más clara y concisa es encontrada en medios digitales serios que se proponen como alternativa al diario digitalizado. Dentro de estas variantes, la Revista Anfibia logra posicionarse con astucia, presentando formatos para todos los gustos, pero buscando romper con la tiranía del click. Esto lo logra con textos de complejidad temática, prosa experimental y abordaje profesional dignos de imitar.
 

Bibliografía

SOBRE LA AUTORA

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Emelí Troche 

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Cursó su carrera como docente en el ISFD N° 39 en Vicente Lopez. Trabaja como profesora de Lengua y Literatura en CABA y escribe textos de apoyo y reflexión para adolescentes en una ONG dedicada a esa etapa. Disfruta de la sintaxis cuadrada, de las metáforas silenciosas, las preguntas profundas y celebra que la palabra circule y sea compartida entre muchos.

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